jueves, 30 de octubre de 2014

Proyecto de vida


Pedagogia del Silencio

La Pedagogia del Silencio

En nuestro sistema educativo, salvo las excepciones, nosotros estamos acostumbrados a exigir silencio, gritamos pidiendo silencio y algo que es mucho peor: amenazamos a los estudiantes para lograr ese silencio tan necesario para dar una clase. La eterna lucha cotidiana entre docentes y estudiantes desgasta, provoca el roce, la agresión mutua.

Lamentablemente, a través de semejantes métodos, el silencio que se logra es forzado, no surge desde la comprensión, entonces nunca podrá existir una verdadera comunicación. Se torna prácticamente imposible educar desde mentes que se encuentran perturbadas por el caos que funciona dentro de un aula.

La revelación ocurre cuando comenzamos a mostrar el valor del silencio desde la práctica con los estudiantes. La enseñanza del silencio en la educación es una herramienta poderosa para elevar el crecimiento interior del grupo.

El silencio, la meditación, la actitud contemplativa es el comienzo de la sabiduría. Y, cuando los estudiantes prueban el sabor del silencio, abren mundos de infinitas posibilidades, se contactan con una realidad interna de búsqueda,nace la reflexión, surgen cuestionamientos, aparece la comunión entre docentes y estudiantes desde el uso de la inteligencia. Se enciende la llama que, una vez prendida, no se apaga jamás.

El silencio dentro del aula engendra una energía refrescante, renovadora. Los estudiantes experimentan sensaciones profundas, a cada uno se les revelarán misterios que sólo desde ese lugar puede indagarse. Se mueven resortes invisibles, llega el autoconocimiento, el cerebro funciona desde otra frecuencia, surge la observación de sus planos emocionales, mentales y espirituales. Los estudiantes dejan de ser sólo un examen y una nota numérica para aprobar el año.

Como dije anteriormente, el silencio es el comienzo de la sabiduría. Al movernos desde ese espacio aparece el amor. La sabiduría es amor. Un sistema educativo basado en esta premisa fundamental, eleva e inspira a los alumnos para que comiencen a estudiar, porque les prende la llama del conocimiento, ya no lo hacen por una simple nota para aprobar una determinada materia. Estudian porque es una cuestión de crecimiento personal. Nadie les impone nada. El docente sólo será su guía.

Nosotros, como parte de una sociedad que se encuentra bastante complicada en diferentes niveles, tenemos que asumir el compromiso de transformarnos y así lograrlo con la educación. El cambio comienza por uno mismo. Al crecer como seres humanos, lo haremos hacia una vida en mayor equilibrio. Realidad que no se ve reflejada en el sistema educativo actual.

Es importante aprender matemáticas, indagar sobre la historia, saber de geografía, comprender la literatura y demás materias que se imparten en las escuelas, pero si nos quedamos trabajando desde esa porción, nuestra enseñanza será incompleta.

La práctica cotidiana del silencio no sólo transformará a los estudiantes, también lo hará con los docentes porque ellos se encuentran en la misma realidad. Elevará el nivel del pensamiento del aula, acrecentará la comprensión emocional y dará equilibrio en la parte espiritual.

En tantos años de experiencias de silencio en diferentes escuelas y universidades de América del Sur, he comprobado la necesidad imperiosa que tiene la educación por un atisbo de paz. Estudiantes y docentes se encuentran en el mismo barco. Durante las meditaciones he visto toda clase de reacciones. Se presentaron algunos casos de llanto  donde los adolescentes manifestaban sus angustias, intentos de suicidio, problemas familiares, y muchos expresaban la sensación de paz que los abarcaba. ¿Nos ocupamos de estos niños y adolescentes o sólo nos interesa aprobar y aplazar sus exámenes?

Tenemos una ardua tarea si queremos educar - además de ingenieros, médicos o arquitectos, por nombrar algunas profesiones -a verdaderos seres humanos que puedan enfrentarse al sistema con herramientas poderosas que surgirán del conocimiento propio. La práctica del silencio es uno de los caminos.


Pedagogia del Silencio

¿Qué es la Pedagogía Sistémica?

La aplicación de las aportaciones de Bert Hellinger al marco educativo posibilita a los docentes mirar la realidad educativa como un todo vinculado a los sistemas familiares, sociales, culturales e históricos del alumno, y cómo ello influye y está en la base de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Dada la complejidad cultural que existe en la escuela, se propone mirar campos de información transgeneracional y emocional, que brindan comprensiones profundas y útiles para acompañar a las nuevas generaciones a la vez que permite a los profesionales hacer su tarea desde la fortaleza y el bienestar, generando soluciones a problemas de conducta, aprendizaje y relación.

La Pedagogía Sistémica pone la atención en las personas, en sus historias de vida e intereses, en la dignidad de sus raíces, vengan de donde vengan, en las identidades y talentos, descubriendo información oculta que habla de la red de la que forman parte (la red amorosa para educar). 

¿Cómo se trabaja?

El objetivo del área es formar profesionales de la educación capaces de generar campos de aprendizaje mirando a la vida y que promuevan el vínculo sistémico en todos los ámbitos del marco educativo, mostrando soluciones a los problemas que puedan producirse. Durante la formación se realiza un trabajo personal profundo, para ubicarse en sus respectivos sistemas familiares y desarrollar un perfil de ayuda saludable y sostenible. 

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